viernes, 16 de septiembre de 2016

Capítulo 53: Stephen Strange

                     Capítulo 53
                      Stephen Strange

NARRA HIPPO
Me acerco corriendo a Jim y le tomo el pulso. Está vivo.
Entonces… ¿Qué ha ocurrido?
Mérida me mira fijamente. Sus ojos son dorados. Entonces, algo increíble ocurre.
Dos nubes se le acercan. Pero no son nubes comunes y corrientes.
Son gigantescas. Y una es de color negro. La otra, es dorada.
Ambas la envuelven, y de repente, desaparecen.
Pero no solo las nubes.
Mérida tampoco se encuentra ahí.
***
NARRA MÉRIDA
Abro los ojos.
¿Qué ha ocurrido?
Lo último que recuerdo es haberme elevado, y luego todo parece tan confuso…
No sé en donde estoy. Todo está oscuro.
Entonces, una luz inmensa lo invade todo.
Una esfera dorada está en frente de mí, y ahora todo es blanco. Junto a aquella esfera, hay una negra.
Hola, Mérida.
Suena como una voz vieja, pero a la vez joven. No sé si es un hombre o una mujer.
-         ¿Quiénes son ustedes? ¿En dónde estoy?
Miro a la esfera… ¿de ahí proviene la voz?
Tranquila, no te haremos daño.
No sé cómo, pero ahora puedo detectar que esta voz proviene de la esfera negra.
Habla - ¿están hablando? - ahora la esfera dorada.
Somos los primeros creadores. Los que crearon todo. Incluso a Walt.
Esta afirmación me pega como una bofetada.
Y, entonces me siento muy torpe.
Obviamente algo debió haber creado a Walt.
¿Cómo pude no haberlo pensado antes?
-         ¿Y qué los creo a ustedes?

Me contesta la esfera negra.
Eso tardarías mucho tiempo en entenderlo, si es que alguna vez llegas a hacerlo. Pero no es de importancia. Algún día, cuando abandones tu cuerpo, lo comprenderás. Y no creo que quieras hacerlo ahora.
La esfera dorada prosigue.
Ahora mismo estás en una especie de trance, entre la vida y la muerte, pero no te preocupes, volverás. Es tu destino.
-         ¿Y por qué estoy aquí?
Antes, tenemos que contarte una historia.
Asiento.
Y comienzan a contarme la siguiente historia:
Al principio, solo estaban ellos. Solos y abandonados.
Entonces, crearon a los humanos, los animales, las plantas y todo lo que existe en el universo. También, crearon seis gemas. Seis gemas que controlarían todo.
Pronto, se dieron cuenta de que algunos humanos eran más inteligentes que otros, y les dieron otras capacidades.
Los guiaron al Reino de los Sueños, una creación de ellos, en las que se encontraban criaturas sumamente inteligentes que ayudarían a los humanos escogidos con su misión.
A estos humanos, les dieron la capacidad de crear nuevos mundos y criaturas.
Pero todos crearon cosas espantosas, y se creyeron dioses.
El peor de todos fue Thanos.
Lograron quitarles sus poderes a todos, y todos murieron, menos Thanos.
Él se encargó de encontrar la inmortalidad, aunque fue encerrado por ellos.
Todos excepto uno.
Walt Disney.
Era el predilecto le contó la esfera dorada El único que logró lo que queríamos, incluso adoptó criaturas de otros creadores, como de aquel joven Dreamworks, y las metió en su mundo. Un mundo que, por cierto, siempre adoramos. Y, es por eso que escondimos ahí nuestras gemas.
Pero, continuó la negra, ahora Thanos ha vuelto, las mismas creaciones de Walt lo han liberado, y ahora no es solo su mundo el que está en riesgo, si no todas las creaciones del universo.
Mérida los miró, perpleja.
-         ¿Y por qué no han hecho nada? - gritó, enojada.
No podemos interceder. A diferencia de Walt, no tenemos cuerpo, y nuestros poderes no pueden cambiar el rumbo de las cosas. Va más allá de nuestra capacidad. Pero, por azares de la vida, Jim y tú murieron-al menos por un tiempo- y vinieron a nosotros.
La esfera negra tomó la palabra.
Como ya sabes, cada uno de ustedes guarda algo del mundo de Walt. Tú, guardas la luz, y Jim la oscuridad. Pues, se nos ocurrió la misma idea. Le dimos a Jim la oscuridad de nuestro mundo, y a ti la luz. Por eso tienes ese poder que no puedes controlar, y por eso Jim perdió toda su luz.
Fue el turno de la esfera dorada.
Ambos vieron todo el mundo, y tú, al tener luz, fuiste positiva. Decidiste seguir adelante e intentar repararlo. Pero la oscuridad en Jim causó su pesimismo. Dijo que destruiría todo el mundo para construir uno nuevo, uno mejor.
Ahora hablaba la oscura.
Jim decidió recordar todo lo que había visto y volvió. Pero tú preferiste olvidar, al menos hasta que pudieras dominar totalmente tus poderes lumionosos, que es lo que acabas de hacer.
Mérida los volvió a mirar.
-         Yo… ¿no hay forma de quitarle la oscuridad? ¿A Jim?
No. Pero lo has curado apenas, Mérida. Al lanzarle ese rayo, lograste equilibrar la luz y la oscuridad dentro de él, y ha vuelto a ser el de siempre. Igual que tú, al lanzar ese rayo, una parte de la oscuridad de Jim está en ti.
A Mérida se le pusieron los pelos de punta.
-         ¿Cuánta?
La mitad. Y él tiene la mitad de tu luz. Ahora, comparten la luz y la oscuridad de todo el universo. Como debe ser.
A Mérida se le llenaron los ojos de lágrimas.
Pero eso no es todo lo que queremos decirte. Es hora de que les brindemos ayuda, como debimos haber hecho hace mucho tiempo. Es por eso que queremos presentarte a un viejo conocido, Mérida.
Su nombre es Stephen Strange, y tiene una de las tareas más importantes de nuestra creación.
Él es el protector, se encarga de equilibrar la oscuridad y la luz.
Y es por eso que va a ayudarte, pero también Jim y tú deberán ayudarlo.
Mérida asintió.
Y, entonces, para su sorpresa, apareció un hombre.
Era alto, y lucía muy fuerte.
Tenía ojos azules, y cabello café. Su rostro era de alguien valiente.
Le sonrió a Mérida.
-         Hola, Mérida.
Y, por primera vez en mucho tiempo, sintió esperanza.